Heroicidad Real

Hoy, en el 89 aniversario de la proclamación de la II República Española, vemos muchos deseos de que este régimen institucional vuelva a instaurarse en nuestro país. Cada año hay un número incierto de personas que se manifiestan a favor de ser al menos consultadas sobre esta cuestión y seguirá siendo incierto dicho número mientras este referéndum no se celebre.

La mayoría de los reacios expresan su repulsa a la república mirando hacia atrás, haciéndose eco de las dificultades económicas y sociales que atravesó nuestro país durante esos años y obviando los avances que se produjeron. Sin necesidad de mencionar el enorme empeoramiento general que sufrimos en el régimen que vino después no deja de ser curioso que comparemos una posible situación actual con otra de hace casi un siglo. No creo que ni una sola industria ni mercado ni grupo o idea social funcione de manera siquiera parecida a como lo hacía entonces por lo tanto la comparación resulta ociosa y nada constructiva.

Yo soy más partidario de hacer un análisis del aquí y el ahora, sin perder de vista nuestra historia claro, porque ha sido ella la que ha formado nuestro presente. Pero analizando el momento actual tenemos una ultra-derecha rancia, destructiva y retrógrada como hacía años que no se veía que ha irrumpido aferrándose al miedo a lo desconocido y la desilusión que sufre mucha gente, tenemos también a la derecha de siempre corrupta e interesada que intenta rejuvenecer y lavar su imagen y a una monarquía con antecedentes de cada vez más dudosa legalidad. Frente a esto, nuestro rey Felipe VI, intenta también lavar la imagen de la corona quitándole a su padre la aportación que recibe y renunciando a su parte de un turbio botín. Pues bien, sin desmerecer esta acertada pero insuficiente acción yo creo que Felipe VI está ahora mismo ante una oportunidad única de ser un héroe nacional, un héroe Real.

Él mismo podría, previo apoyo de su pueblo, borrar de un plumazo la opaca y embrollada monarquía heredada del franquismo que arrastramos desde hace más de 40 años, la derecha rancia, destructiva y corrupta e incluso los problemas con Cataluña. ¿Cómo? Presentándose a las elecciones. No sólo acabaría con una corona cada vez más odiada y ocuparía, de manera seguro que mucho más legal y provechosa, el espacio de la derecha que ahora ocupan personajes tan indeseables e incapaces sino que además sentaría las bases de un régimen más moderno y democrático del que tanto catalanes como el resto de pueblos y culturas de nuestra amada península pudieran sentirse parte sin perder su identidad y libertad.